Aunque no estamos para muchos riesgos, hoy nos hemos metido, después de muchos días de lluvias, por los caminos de Quijorna hacia la real segoviana. Era evidente que estarían blandos, pero no creíamos que hasta ese punto.
Hemos rodado entre la niebla y gran cantidad de barro, tanto que en ocasiones las bajadas eran pistas deslizantes y en las subidas patinaban las ruedas hasta poner pie en tierra. Pero también tiene su encanto esta estación de nieblas y barro. Más desgaste, pero siempre divertido.
¡Hasta la próxima!
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